Gabai, una vez más, nos hace una demostración de la capacidad de transformación y recuperación que podemos alcanzar cualquiera, con ingredientes muy baratos: imaginación y disfrute. Eso sí que es darle vida a las cosas.
Pues nada, tenía un sofá recogido de la calle. Tenemos perro, muy simpático él, cuando le dejábamos solo en casa se dedicaba a merendarse la tapicería, así que, finalmente, había que tirar. Pero se nos ocurrió que la base nos podía servir, por su forma, para llenarlo de tierra y así poder hacer un mini huerto o un bancal. La verdad es, que tenemos un pequeño patio y hace tiempo que hacíamos “experimentos” para plantar hortalizas en macetas. Esta podía ser una buena forma de hacer algo más grande. Hicímos unos arreglillos con maderas sobrantes para que tuviera más fondo y lo forramos con tela de sacos de obra.
A quien le digan que es un sofá no se lo cree, y la tierra y las plantas tienen muy buena pinta ¡me encanta!.
Train.
25-julio-2008