Basurillas

Una amiga lanzó la pregunta: ¿Qué hacer con una televisión vieja? Pero nosotros vamos más allá y nos preguntamos, ¿Qué hacer con los electrodomésticos antiguos?
Nuestra amiga no quiere tirar su televisor, y tiene sus razones pero nosotros aún le damos más.

Según las revistas de consumidores en 2006, el 40 % de las ventas de televisores fueron pantallas planas y ya suponen el 30 % del mercado mundial de la tecnología de consumo, dejando al margen los ordenadores personales y telefonía móvil. Además, esto supone la actualización de otros aparatos como, reproductores de vídeo, sistemas de sonido, consolas y sistemas multimedia.

Los españoles generamos unos 16 kilos de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos por persona y año: más de 600.000 toneladas, una cifra que se duplicará en los próximos 12 años, según la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS).

Una buena parte de los materiales utilizados en equipos eléctricos y electrónicos es reciclable: la mitad es hierro y acero, más del 20% plástico, el 13% otros metales (incluidos metales preciosos) y el 5% es vidrio. Se calcula que si se procesase el 70% de las 200.000 toneladas de basura electrónica (entre 100.000 y 160.000 en los hogares) que se producen en España al año, se podrían recuperar más de 90.000 toneladas de metales, 30.000 toneladas de plásticos y 13.000 toneladas de vidrio.

El problema es que los países industrializados mandan estos residuos a países más pobres porque allí es más barata su recuperación. Así, países como India, Pakistán o los rincones industriales de la China continental reciben toneladas de estos residuos enviados por los países ricos, donde la media de renovación de un equipo informático, por ejemplo, es de unos 18 meses. Además, los trabajadores llevan a cabo su trabajo en pésimas condiciones, por lo que, se ven afectados por la contaminación de estos productos. Un ejemplo de todo esto es Guiyu, en China.

Los gobiernos y las firmas electrónicas conocen desde hace tiempo los peligrosos efectos de este reciclaje, como ya en 1989 señalaba la redacción de la Convención de Basilea, un tratado internacional que se ocupa del comercio mundial de residuos tóxicos.
En 1994, este tratado fue reforzado para prohibir la exportación de todos los desechos tóxicos de los países ricos hacia los países pobres, incluso con el propósito de reciclarlos. El único entre los países desarrollados que rehusó ratificar la Convención de Basilea fue Estados Unidos.
Ahora, como en el caso de muchos otros acuerdos globales, el resto del mundo ha dejado de esperar que Estados Unidos conduzca el proceso para reducir los peligros derivados de la chatarra electrónica y ha tomado la iniciativa por sí mismo.

El 27 de enero de 2003, se aprobó la Directiva Europea 2002/96/CE sobre Reciclaje de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), orientada a prevenir en los estados miembros la generación de residuos de este tipo y fomentar la reutilización y el reciclado.

Esta norma, trasladada a la legislación española con la entrada en vigor, el 13 de agosto de 2005, del Real Decreto 208/2005, establecía llegar a gestionar con criterios ambientales el 25% de estos aparatos en desuso, marcando de plazo hasta diciembre de 2006. Sin embargo, en la actualidad el 85% de estos residuos acaba en vertederos, poniendo en riesgo el medio ambiente y la salud humana, debido a las sustancias tóxicas que contienen, como el litio de las baterías, el plomo (de soldaduras, pantallas CRT y baterías), el mercurio (en lámparas fluorescentes de los monitores LCD), el bromo (carcasas y aislamientos plásticos) o el cadmio (toners y tintas de impresora, monitores CRT, baterías recargables Ni Cd, etc.).

Según la revista digital Consumer.es, en su sección de Medio Ambiente, la Directiva responsabiliza a los fabricantes de equipos de la eliminación de los residuos procedentes de los equipos eléctricos y electrónicos y obliga también a estas empresas a utilizar los residuos de manera ecológica, mediante su eliminación o reutilización. Esto supone un aumento en el precio de los productos en el mercado, aunque como, denuncian nueve asociaciones y siete fundaciones del sector, que agrupan a los productores y los importadores con mayor peso, unas diez mil empresas del sector en España no sufraga el reciclado de dichos aparatos como marca la ley. Los sectores con mayor índice de fraude, que según estos grupos ascendería a unos 15 millones de euros anuales, serían los de la informática, la electrónica de consumo, las herramientas eléctricas y el pequeño electrodoméstico.
En este sentido, la ley obliga a los fabricantes a financiar el sistema de recogida, transporte y tratamiento de 4 kilos por habitante y año mediante Sistemas Integrados de Gestión (SIG), o empresas que se encargan de la gestión ambiental de estos desechos.

Los SIG sólo pueden encargarse de ellos si los consumidores entregan los aparatos viejos en los comercios, en el caso de que adquieran un aparato de características similares, o en los puntos limpios.

Esta entrada fue publicada el domingo, 23 marzo, 2008 a las 5:59 pm y esta dentro de la categoría EDUCACIÓN/TALLERES, ELECTRODOMÉSTICOS, INFORMACIÓN, NOTICIAS, SENSIBILIZACIÓN, TECNOBASURA. Puedes seguir los comentarios a este artículo a través de RSS 2.0 feed. Puedes dejar un comentario, o untrackback desde tu propio sitio.